ROBIN GREEN SOBRE ROBERT KENNEDY JR: “SU FISIOLOGíA ME PARECIó LA CLAVE DE TODO, LA BIG COCK ENERGY"

La historia de esta mujer parece perfecta para el guion de una película. O de una de las series en las que ella trabajó. Digamos Los Soprano. Su abuelo no era tan violento como Tony pero sí un gánster judío de poca monta. “En aquella época estaba prohibido vender alcohol en Estados Unidos. La mercancía le llegaba de Canadá. Vivían en una pequeña ciudad de la costa, los barcos llegaban por la noche. “Mi abuelo iba armado con sus hombres y recogían los barriles, el alcohol, los llevaban a casa y los vaciaban en la bañera. Después lo metían en botellas con la etiqueta de ginebra Gordon. Me sigue encantando esa ginebra, es la que siempre bebió mi familia. Y cuando terminó la Ley Seca, mi abuelo, que era un inmigrante ruso que había trabajado para el Zar Nicolás II, y huyó de Rusia, por suerte para nosotros, porque así sobrevivimos, después montó una licorería. Se volvió una persona legal”

En aquellos momentos ni se imaginaba que las historias que le contaba su abuela o que las cosas que veía hacer a sus vecinos mafiosos en Providence le serían de gran ayuda en su trabajo. “Pero lo curioso es que, cuando vendía el alcohol ilegal, llevaba siempre a mi madre en el coche, para que pareciese un padre llevando a su hija de paseo. Eso lo usamos en Los Soprano. Tony Soprano lleva a su hijo a su hija en el coche durante diversas actividades ilegales, era su tapadera. Así que metí mis vivencias y mis conocimientos en la serie”

Antes de escribir para la televisión, Robin Green lo hizo para la mítica revista musical de los 70. “A mí me encantaba la música, me mudé al Área de la Bahía porque parecía más interesante que lo que encontré en Nueva York, porque había música, había libertad y una creatividad que me atraía. Pero lo hice para divertirme. Realmente no tenía pensado trabajar para Rolling Stone, aunque leía Rolling Stone por mi trabajo en Marvel Comics en Nueva York” Y un buen día se presentó en las oficinas con una minifalda, una cazadora vaquera y un perro, le cayó bien al editor y se convirtió en la primera y única mujer en la redacción. Uno de sus primeros encargos fue entrevistar a uno de los actores del momento. “Yo tenía muchas ganas de conocer a Dennis Hopper, pero resultó ser un cerdo. Annie Leibovitz estaba empezando como fotógrafa, y volamos las dos para allá. Hacían una presentación para la prensa underground, pero Rolling Stone era como la creme de la creme de todo aquello. Llegamos muy temprano al aeropuerto de Nuevo México y… Y yo no sabía qué estaba haciendo. Pero no tuve que hacer mucho, porque llevaba una grabadora y lo grabé todo. Así pude contar todo de manera muy precisa, cómo trató de manera muy cruel a alguien. Y en ese momento pensé, voy a ser la próxima, va a dirigir su crueldad contra mí. Así que me fui de allí en mitad de la noche, una gran estupidez por mi parte, porque estábamos en medio del desierto”.

De la revista salió después de que se negara a escribir un reportaje sobre los hijos del asesinado Bob Kennedy. “Todo el mundo me pregunta por él”. Como no preguntarle si en el libro desvela el secreto de la confianza en sí mismos de los Kennedy… “En esa época la gente no se preocupaba de que hubiera periodistas, tenías mucho más acceso que ahora a los actores, por ejemplo. Ahora la gente es mucho más cauta. Pero él sabía que yo iba a entrevistarle, porque se lo había dicho Joe. Llevaba vaqueros y pelo largo, que le quedaba muy bien. Me dijo que primero tenía que hablar con alguien, así que fuimos a Harvard Square a un restaurante, y allí pilló droga, un calmante muy fuerte. Después volvimos a su dormitorio en Harvard. Y tenía un colchón de agua en el suelo. No recuerdo si fumamos maría, supongo que sí. Y terminé pasando la noche con él, cosa que nunca antes había hecho con un entrevistado. Pero recordándolo ahora, yo era curiosa, tenía mucha curiosidad. Y en aquella época, antes del SIDA, había mucha más libertad, y todos dormían con todos. Así que me quedé con él, pero descubrí algo de su fisiología que me pareció que era la clave de todo. Lo dicen mucho ahora del cómico Pete Davidson. La "big cock energy", energía de la polla grande, lo llaman ahora. Pero no me gusta que me pregunten por eso. Preferiría que me preguntasen por su historial de drogadicción”

Después de esto sí, vendría la televisión, las series, el éxito, el dinero. Sexo y drogas siempre hubo. Sin tapujos lo cuenta todo en un libro que desde que empiezas no puedes parar de leer. “La única chica. De redactora en Rolling Stone a guionista de Los Soprano” (Ed. Liburuak).

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